Antes del primer tema de uno de los conciertos, Jim y la banda acababan de subir al escenario. Jim toma el micrófono y dice lo siguiente, “nos sentimos muy mal de este gobierno fascista que tenemos en Estados Unidos; recién veía un cartél en este teatro que decía prohíbido fumar, y me puse a pensar las distintas cosas -además del jazz- que vinieron de Estados Unidos: cigarillos, McDonalds y ahora George Bush. No sé qué más decir”. En todos los conciertos aclaraba, casi a modo de disculpas, lo avergonzado que estaba de ese momento político de su país.
En aquella época yo estaba pensando en ir a vivir a Europa, y recuerdo que hablando esto con Jim me dijo “a veces yo también pienso en mudarme, para no ser cómplice de todo lo que está pasando en mi país… pero después me doy cuenta que yo soy de Estados Unidos desde hace mucho más tiempo que esos políticos, y tengo que quedarme para hacer algo al respecto”. Recuerdo con mucho cariño una charla fuera de un restaurant, hablando de Thoreau y ese tipo de cuestiones, que me resultaron momentos claves para después tomar decisiones importantes.
Que en absolutamente todos sus conciertos aclarara su total oposición al gobierno del entonces presidente Bush, y dejara en claro que “no todos los de Estados Unidos son así”, es entonces la sexta parte de esta serie de anécdotas con Jim Hall.