Yo estaba viendo correas para la guitarra en Electrónica Visciglio y me llaman de Radio El Arka. Minutos después estaba en el aire hablando con Adrián Moyano y, al otro día, él tuvo la gentileza de transformar esas improvisadas palabras en una nota publicada en el diario “El Cordillerano”.
Talentos que “están de vuelta”
Culturales – Espectáculos
Viernes, 16 de Julio de 2010 01:31
BELLORA, TORMO Y MASTROLIA
Bajo la denominación Trío Plaza Jazz conviven tres enormes músicos barilochenses para quienes los escenarios europeos no son extraños. Sin embargo, prefieren respirar el aire gélido de esta ciudad para dar rienda suelta a tantísimos sonidos.
Si la memoria del cronista no falla, tocaban a su fin los ‘90 cuando Pedro Bellora abandonó Bariloche para continuar con sus estudios de guitarra en la Escuela de Música Contemporánea de la Berklee Internacional Network, una suerte de meca para los amantes de la vigüela en la vertiente del jazz. Y no le fue mal, ya que después de la formación se instaló firmemente en la escena de Buenos Aires e inclusive, se presentó en más de una ocasión en escenarios europeos.
Será el cielo tan diáfano que todavía puede primar sobre el Nahuel Huapi en días de Sol o quizás, esos contornos rebosantes de acumulaciones níveas que conmueven sensibilidades… Serán esas y otras razones, seguramente más del plano personal, pero la cuestión es que Pedro Bellora eligió volver a su ciudad hace prácticamente un año, para seguro deleite de los melómanos locales. Curiosa la elección, cuando en general los músicos de fuste, prefieren despotricar contra las escasas posibilidades que ofrece el medio vernáculo.
No es la visión que tiene el guitarrista. “Hice esta especie de regreso en septiembre, después de años de estar tocando por Buenos Aires y también, un poco por Europa. Ahora estoy aquí, aunque de vez en cuando salen pequeñas giras y fechas, más que nada en Buenos Aires. Pero estoy muy contento de estar acá, haciendo música donde me gusta hacer música”.
La pregunta era de rigor… ¿Por qué volviste? “Si se me permite contestar desde el costado, uno hace música porque a uno le parecen importantes ciertas cosas y porque uno quiere transmitir ciertas cuestiones. No nos pongamos demasiado serios, porque uno también quiere divertirse y que esa música sea parte de la vida. Pero también está bueno poder hacerla en el lugar que uno quiere y del modo en que uno quiere, por eso estoy súper contento de estar tocando ahí los sábados, a las 18, con entrada gratuita, en vez de estar tocando en un teatro de un país que no conozco con una entrada carísima. Para mí es muy importante y además, aunque quizás alguno no esté de acuerdo, Bariloche para mí es un lugar maravilloso donde hay un montón de lugares para tocar”.
Mirá que línea media
“Ahí” es Plaza Patagonia, un coqueto reducto que se alza en Bustillo al 6.100. Los sábados a partir de las 18, Pedro se entrevera “con dos personas que de alguna manera, también han hecho esta misma vuelta a Bariloche. En contrabajo, está el gran Roberto Tormo, un musicazo con más de 50 discos grabados. Estuvo 30 años tocando en París con las más grandes del tango y también del jazz, un músico muy grosso… Y después, en batería, un baterista que a mí me encanta, Máximo Mastrolía, que también estuvo muchos años tocando en Buenos Aires y viviendo por España. Ahora, está aquí de vuelta. Así que de algún modo, todos estamos de vuelta aquí y copados de poder hacer música como queremos, para quien queremos y del modo que queremos”.
Bellora contagia convicción. “En realidad, lo que nosotros queremos es tocar. A mí me parece que así como un empresario se despierta y va a la empresa, un músico se despierta y va a tocar. Lo que queremos es tocar y que haya música, creemos que un grupo sucede arriba del escenario. Para mí, no hay momento más grandioso que estar tocando, así que eso es lo que quiero estar haciendo. La música es la recompensa y también lo que tira del carro. Si ese carro quiere ir a grabar, bien por eso… Si ese carro quiere ir hacer alguna pequeña gira, bien por eso… Pero ya es suficiente poder tocar en un lugar copado y para gente copada”, insistió.
La propuesta del terceto también implica una apuesta. “Es un trío de contrabajo, batería y guitarra. Lo que nosotros hacemos es jazz, pero orientado a esa música popular escuchable y con ritmo, con melodías tarareables, tratando de encontrar ese punto común entre intentar hacer buena música e intentar hacer música popular. Lo que nosotros hacemos, como punto de partida del repertorio del trío, es un homenaje a Gerry Mulligan, un enorme saxo barítono que tocaba con Chet Baker, otro grande, en este caso de la trompeta. Es una sonoridad que a mí me encanta, concentrada en que sea algo escuchable, entretenido y al mismo tiempo, ofrezca algo más”, apuntó Pedro.
Otra aparente anomalía… No hay ningún bronce en la formación, pero el homenajeado es un saxofonista. “En realidad, así como el blues es un lenguaje de guitarristas, el jazz es un lenguaje de saxofonistas y de trompetistas. Todos los pioneros del estilo han tocado esos instrumentos, así que aunque vos toques la quena, si querés tocar jazz vas a tener que escuchar muchos saxofonistas (risas). Además de ser un enorme saxofonista, Gerry Mulligan fue un gran compositor y arreglador. Un tipo que tenía una sonoridad de grupo que a mí me encanta”. Imposible abstraerse del entusiasmo que destila Bellora. Y además, la entrada es gratis… A. M.